lunes, 13 de diciembre de 2010

Ya está cerca

En menos de dos semanas celebraremos la Navidad, el nacimiento del Hijo de Dios.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La Pastoral Universitaria en la web de la diócesis de Alcalá

Desde hace unas semanas, La Pastoral Universitaria disfruta de un apartado propio en la web de la diócesis de Alcalá. En el mismo irán apareciendo las convocatorias para las actividades de la Pastoral, así como las noticias que más nos interesen. Podéis verlo en:

http://www.obispadoalcala.org/pastoral-universitaria.html

lunes, 1 de noviembre de 2010

Festividad de todos los Santos y día de difuntos.


Coplas por la muerte de su padre


I
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

II
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
mas que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.


III

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir,
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

IV
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores;
aquel sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.


V
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.


VI
Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquel
que atendemos.
Aun aquel Hijo de Dios,
para subirnos al cielo,
descendió
a nacer acá entre nos,
y a morir en este suelo
do murió.

VII
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor
aun primero que miramos
las perdemos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.


VIII

Decidme: La hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.

IX
Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y inodos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!;
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.

X
Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.
Que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

XI
Pero digo que acompañen
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso no nos engañen,
pues se va la vida apriesa
como sueño;
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.

XII
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.


XIII
Si fuese en nuestro poder
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan gloriosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cautiva,
dejándonos la señora
descompuesta!

XIV
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la Muerte
como a los pobres pastores
de ganados.


XV
Dejemos a los troyanos,
que sus males no los vimos,
ni sus glorias;
dejemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias;
no curemos de saber
lo de aquel siglo pasado
qué fue de ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello.


XVI

¿Qué se hizo el Rey Don Juan?
Los Infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invención
que trajeron?
¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras?


XVII

¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados y vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?


XVIII

Pues el otro, su heredero,
Don Enrique, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus placeres
se le daba!
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel

se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duro con él
lo que le dio!

XIX
Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?


XX
Pues su hermano el inocente,
que en su vida sucesor
le hicieron,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguieron!
Mas, como fuese mortal,

metiole la Muerte luego
en su fragua.
¡Oh, juicio divinal,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua!


XXI
Pues aquel gran Condestable,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se habla,
mas sólo cómo lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿Qué fueron sino pesares
al dejar?

XXII
Y los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que en tan alto fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue matada?


XXIII
Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿do los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las aterras
y deshaces.


XXIV
Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Cuando tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.


XXV
Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre Don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.

XXVI
Amigos de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
¡Que seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Qué benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,
qué león!


XXVII
En ventura Octaviano;
Julio César en vencer
y batallar;
en la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito en liberalidad
con alegría,
en su brazo, Aureliano;
Marco Atilio en la verdad
que prometía.


XXVIII
Antonio Pío en clemencia;
Marco Aurelio en igualdad
del semblante;
Adriano en elocuencia,
Teodosio en humanidad
y buen talante;
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor
de su tierra.

XXIX
No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
cuántos moros y caballos
se perdieron;

y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.


XXX
Pues por su honra y estado,
en otros tiempos pasados,
¿cómo se hubo?
Quedando desamparado,
con hermanos y criados
se sostuvo.
Después que hechos famosos
hizo en esta misma guerra
que hacía,
hizo tratos tan honrosos
que le dieron aun más tierra
que tenía.


XXXI
Estas sus viejas historias
que con su brazo pintó
en juventud,
con otras nuevas victorias
ahora las renovó
en senectud.
Por su grande habilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,
alcanzó la dignidad
de la gran Caballería
de la Espada.


XXXII
Y sus villas y sus tierras
ocupadas de tiranos
las halló;
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de Portugal
y en Castilla quien siguió
su partido.


XXXIII
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta

XXXIV
diciendo: -«Buen caballero
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.


XXXV
«No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama gloriosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.


XXXVI
«El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida delectable
donde moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;

los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.


XXXVII
«Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza,

y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera,
ganaréis.»


XXXVIII
-«No tengamos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.


XXXIX
Tú, que, por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y bajo nombre;
tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»



XL
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio
(el cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dejonos harto consuelo
su memoria.


Estos días en los que recordamos que somo mortales y que en esta vida se decide la siguiente, conviene recordar que lo mejor que uno puede hacer por un ser querido que ha muerto es rezar por su alma y por la propia.


Tras el atentado sufrido ayer por la comunidad católica iraquí, recemos también por todos los que ayer murieron por "odium fidei".

martes, 29 de septiembre de 2009

CINE-FORUM: QUÉ BELLO ES VIVIR

El próximo miércoles 30 de Septiembre empezamos con los encuentros semanales del grupo de Pastoral. Empezamos con la primera de las películas que vamos a tratar en nuestro ciclo de "Cine con Esperanza": Qué bello es vivir.

Con este ciclo, pretendemos abordar el tema de la esperanza a través de la plasmación que ésta ha tenido en el cine. Es por esto que veremos películas de diferentes épocas y temáticas. las sesieones serán cada dos semanas, alternándolas con los seminarios que venimos haciendo estos últimos años.

Os animamos a venir a ver esta joya de Frank Capra que, aunque conocida, siempre resulta deliciosa y enriquecedora.


jueves, 17 de septiembre de 2009

TESTIMONIO DE SOFÍA




TESTIMONIO DE SOFÍA


“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el
encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y,
con ello, una orientación decisiva”.

Benedicto XVI

Estas palabras de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI, “Deus caritas est”, resumen lo que a mí me ha sucedido: he encontrado a Cristo y mi vida se ha transformado. Mi vida ha sido de lo más normal. Hasta el paso a la Universidad yo he vivido junto a mis padres y hermanas en Manzanares (Ciudad Real). Fui a un colegio de religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza. He crecido en un ambiente cristiano, no sólo en el cole sino, sobre todo, en mi casa. Recuerdo que con 13 años ya tenía claro que mi vida era para entregarla a Dios y mi mayor deseo era poder dedicarme a ayudar a los pobres de África. Y fue precisamente por este deseo por el que años después comencé la carrera de Medicina en Alcalá de Henares. Yo veía que la Medicina era el medio para poder alcanzar tal fin.

Ahora tengo 22 años; hace unos meses terminé 4º curso de Medicina y, si Dios quiere, el próximo 4 de octubre haré mi entrada en el monasterio de Clarisas de La Aguilera, donde 2 años antes, cosas del Misterio, entró mi hermana gemela, Estefanía.

A lo largo de todos estos años Dios me ha ido poniendo delante circunstancias y personas muy concretas a través de las cuales he ido conociendo Quién es Cristo. Para mí Cristo no es una idea o un pensamiento y la fe no es un bonito sentimiento; para mí Cristo es una Persona, real y presente, aquí y ahora y la fe es ese gran Don que se nos concede dentro de la Iglesia y que nos permite conocer, reconocer tal Presencia.

¿Cómo he conocido a Cristo?

Realmente no hay que ir a ningún sitio en especial, no hay que salir de la realidad para conocerlo sino que es en ella, en la realidad en la que cada uno vive, donde se le puede reconocer, donde se le puede encontrar. Ha sido a través de testigos, a través de testimonios de vida que me han remitido a Otro.

Y es que podemos pasar por “encima” de la vida como el surfista pasa por encima de las olas, sin preguntarnos, sin estremecernos, sin conmovernos… ante hechos que ven nuestros ojos. Podemos pasar por la vida sin juzgar la realidad que vivimos, sin ir hasta el fondo…

Yo simplemente he mirado a mi alrededor donde he encontrado a personas que viven de una forma distinta (todos conocemos tales personas que nos llaman la atención porque tienen, eso que decimos con frecuencia, “algo especial”); personas que toman en serio su propia vida, la de los demás y en cada circunstancia, personas que ponen en juego toda su humanidad a cada instante; personas ante cuyas vidas me he preguntado el por qué viven así o Quién hace posible que vivan así. (También ante la persona de Jesús se preguntaban: “¿Quién es éste?”, porque no era como los demás). Y lo que he encontrado en estas personas ha sido a Cristo, Aquel que hace posible que todo se haga nuevo, Aquel que hace posible vivir lo mismo…. pero de forma distinta.

¿Por qué cuento esto? Porque una de las cosas fundamentales y determinantes para mí ha sido encontrarme con estos testigos, signos de la presencia de Cristo, porque por cómo viven me remiten a Él.
Y esto sólo es posible porque Cristo entró en la historia encarnándose en un hombre como tú y como yo. Y hoy, después de más de dos mil años, a través de la Iglesia, el hombre puede toparse con la Realidad del Resucitado.

Esto (que si lo pienso bien me parece el mayor milagro; de hecho, lo es) ha despertado en mí la fe y el valor de Cristo para la vida. He conocido la belleza del cristianismo y la alegría de comunicarlo.

¿Por qué vida contemplativa? ¿Por qué en la comunidad de clarisas de La Aguilera?

Cristo es la razón y sentido de mi vida; es Su excepcionalidad la que me ha fascinado y sólo Él cumple las exigencias de mi corazón, del corazón de cada uno (aunque muchos aún no lo sepan) Y es esto mismo lo que quiero que llegue a todos.
Éste es mi deseo: que todos conozcan a Cristo, que ninguno se pierda la oportunidad de conocerle, de encontrarse con Él, porque Él es la Verdad y todo el mundo busca y ansía la verdad, de un modo u otro. Hace poco el Papa dijo: “la verdad no es una imposición. Es el descubrimiento de Alguien del que siempre podemos fiarnos. La verdad es una persona: Jesucristo”.

Por tanto: mi vida por Cristo y desde Él, y a través de la oración, a todos vosotros, a toda la humanidad.

Es desde la oración el modo en el que puedo llegar a todos, abrazaros a todos. Pero tal
entrega pasa por una comunidad concreta, por un sitio físico concreto y Dios me ha puesto delante esta comunidad de Clarisas donde he visto lo que quiero vivir y donde he reconocido que Él me quiere para vivir esta vocación.
¿Y todo lo demás?

Que yo comience a vivir esta vocación no supone negar mi vida anterior pues precisamente todo lo vivido, todo lo conocido, lo aprendido…. me permite hoy dar este paso. Es cierto que, aparentemente, dejo todo, pero Dios me concede tener la firme certeza de que todo ello lo acogeré de otro modo, lo acojo desde Él, que es la única forma de que todo permanezca, de que nada se pierda porque todo se mantiene en Cristo.
Tal opción no supone no tener miedos, no poder equivocarse, no pasar por dificultades…. Lo único que tengo claro es que Cristo es verdad y quiero consagrar mi vida a Él. Esta es mi alegría, mi felicidad y mi libertad, vivir a cada instante en Su presencia y a través de la oración llegar a todos. En mí nacen un profundo agradecimiento por esta vocación y la petición constante de Su gracia para vivirla.
Termino con unas palabras de Luigi Giussani, cuyo carisma, que he conocido a través del movimiento de Comunión y Liberación, ha sido y es de gran importancia para mi vida: “La fe nace de forma razonable –es decir, llevando en sí misma para el hombre, para cualquier hombre, la evidencia de su consistencia, la evidencia de su razón- cuando nace de un encuentro, del acontecimiento de un encuentro: un encuentro entre la conciencia del hombre (inteligencia, sensibilidad y afecto) y una Presencia humana excepcional (Cristo)”.

martes, 15 de septiembre de 2009

Benedicto XVI: “Amad vuestras universidades, que son gimnasios de virtud y de servicio.”

Durante el pasado mes de Julio se celebró en Roma el primer encuentro europeo de estudiantes universitarios, organizado por el consejo de conferencias episcopales de Europa bajo el lema “Nuevos discípulos de Emaús. Como cristianos en la Universidad”.

El encuentro se desarrolló en distintas ciudades de Italia, entre los días 6 y 12 de julio, aunque fue en Roma donde pudimos encontrarnos todos los asistentes para escuchar y participar de las distintas conferencias y grupos de trabajo. Los actos se desarrollaron en la Basílica de San Juan de Letrán y la Facultad de Económicas de la Universidad de Roma Tor Vergata.

El día central del encuentro, 11 de julio, festividad de San Benito, pudimos participar de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro y encontrarnos posteriormente con el Papa Benedicto XVI en una audiencia con ocasión del encuentro. En ella el Santo Padre nos dirigió un bello discurso en el que nos alentó a dar testimonio cristiano en la universidad con nuestro trabajo y nuestras vidas.(“Amad vuestras universidades, que son gimnasios de virtud y de servicio.”)


Desde Alcalá asistimos dos alumnos de doctorado de nuestra universidad, acompañados por D. Francisco José Rupérez, coordinador del secretariado de pastoral universitaria de nuestra diócesis. Fueron días de intensa actividad y convivencia de los que regresamos renovados y con esperanza.



A PARTIR DEL 1 DE OCTUBRE DE 2008 INICIAREMOS LOS ENCUENTROS SEMANALES DE LA PASTORAL UNIVERSITARIA EN LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS: "Miércoles Universitarios".

LOS CELEBRAREMOS A PARTIR DE LAS 15:00 hrs. EN EL CLAUSTRO ALTO DEL COLEGIO DE MÁLAGA